LA FOTOSÍNTESIS
La fotosíntesis es un proceso químico que convierte el dióxido de carbono en compuestos orgánicos, especialmente los azúcares, utilizando la energía de la luz solar. La fotosíntesis se produce en las plantas, algas, y muchas especies de bacterias, pero no en arqueas. Los organismos fotosintéticos se llaman fotoautótrofos, ya que pueden crear sus propios alimentos. En las plantas, algas y cianobacterias, la fotosíntesis utiliza dióxido de carbono y agua, liberando oxígeno como producto de desecho. La fotosíntesis es vital para toda la vida aeróbica en la Tierra. Además de mantener los niveles normales de oxígeno en la atmósfera, la fotosíntesis es la fuente de energía para casi toda la vida en la tierra, ya sea directamente, a través de la producción primaria, o indirectamente, como la fuente última de la energía en los alimentos. La tasa de captación de energía mediante la fotosíntesis es inmensa, alrededor de 100 teravatios, que es aproximadamente seis veces mayor que el consumo de energía de la civilización humana. Además, la fotosíntesis es también la fuente del carbono en todos los compuestos orgánicos. En total, los organismos fotosintéticos convierten alrededor de 100-115 petagramos de carbono en la biomasa por año.
Características generales de la fotosíntesis
A pesar de que la fotosíntesis puede ocurrir de diferentes maneras en diferentes especies, algunas características son siempre las mismas. Por ejemplo, el proceso siempre se inicia cuando la energía de la luz es absorbida por las proteínas llamadas centros fotosintéticos de reacción que contienen clorofila. En las plantas, estas proteínas se mantienen dentro de orgánulos llamados cloroplastos, mientras que en las bacterias están incrustados en la membrana plasmática. Parte de la energía de la luz recogida por la clorofila se almacena en forma de trifosfato de adenosina (ATP) y el resto de la energía se utiliza para eliminar los electrones de una sustancia como el agua. Estos electrones se utilizan en las reacciones que convierten el dióxido de carbono en compuestos orgánicos. En las plantas, algas y cianobacterias, esto se hace mediante una secuencia de reacciones llamada ciclo de Calvin, pero diferentes conjuntos de reacciones se encuentran en algunas bacterias, como la inversión de ciclo de Krebs en Chlorobium. Muchos organismos fotosintéticos tienen adaptaciones que concentran o almacenan dióxido de carbono. Esto ayuda a reducir el desperdicio de un proceso llamado fotorrespiración que puede consumir una parte del azúcar producido durante la fotosíntesis.
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